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jueves, 15 de septiembre de 2011

El primer encuentro

-Si me das la mano no te dejaré caer-me dijo el demonio mirándome fijamente con aquellos ojos rojos desbordantes de confianza y extendiendo su mano hacia mí.

Y yo al borde del precipicio, a punto de despeñarme a mi propia muerte, acepté aquella mano que me tendía.

El demonio sonrió y así fue como empezó todo.



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