Buscar

martes, 27 de diciembre de 2011

BEAST, part 1

When he came in the class went silent. I tried desperately to catch my air but I couldn't. Somehow my lungs had forgotten their natural way of moving.

The first boot fell against the floor, heavy and black, and shook my heart. The second one followed its pair and the boy stood on the doorway, tall and slender but well built, with the shape of an athletic man. My eyes climbed from his boots to the adjusted light blue jeans he was wearing, scrapped on the knees, and up the flat tablet of his musculous stomach hidden beneath a simple cotton t-shirt and an old-looking leather jacket which couldn't really hide his athletic shape.

His thick, black, rebellious hair fell alongside his manly face like a rainfall of dark water trying to conceal its appeal from the astonished lookers. But then he looked up and everything around me went dark, I forgot about anything else while his eyes sucked me in. Deep, fierce, amber colored eyes. Eyes to catch the onlooker like insects in resin.

Those eyes took over the whole world around me and sank me on a rising tide of shining gold while I desperately tried to win over my breath. They shook me 'cause those weren't the eyes of a human being but the eyes of a beast.


lunes, 26 de diciembre de 2011

Heartless

Something is wrong
we both know
we both know,
my heart is growing cold
I only know
I only know;
I wish I could let go
of this uneasy feeling
of eternal apathy,
like little by little I'm losing
my humanity,
will I become a body
withou a some?

I see your tears falling
but I'm unable to move,
something inside me is breaking
but if I don't look
I won't see you hurting,
I'm so good at running
I've forgotten how to stand
on the way of harm.

Staying by your side
I see how bad I am,
my heart is been tainted,
painted in black,
but if I don't look
it won't hurt.

I'm dwelling in myself
becoming more and more deluded,
my heart is playing
contorsionism
with my feeling,
as I stay by you
I become more twisted.

I sometimes wish to run
but I can't
but I can't
'cause somewhere in my heart
I know,
oh I know
I can't live without your love.

martes, 20 de diciembre de 2011

Pianist of the wind

They say he's a musician,
I say he's a magician,
can't you see his fingers play the air?
can't you hear the music they play?
it's the symphony of despair,
the sound of your heart slipping away,
moving to his fingers pace.
His hands softly caress the wind,
a song is born from harmony,
with just a touch the sky sings
a heartbroken allegory
of pure hearts tainted with sins,
a faint kiss
to wake our hidden crimes.

As I watch his fingers play the air,
as I listen to the music of despair
I realize I'm nothing but the wind he plays,
and off with my sins he makes me sway
as he plays in the wind
my life's memories
and vows to the end.

lunes, 12 de diciembre de 2011

Tus ojos

La noche se alarga
a la sombra de tus pestañas,
cortinas a los ventanales
que dan al mar de tu alma,
pozos de silencio
donde mi corazón naufraga,
a la deriva, marinero,
perdido en la tempestad de tu mirada.


martes, 6 de diciembre de 2011

Esclavo de la Rosa

Vuelvo a beber del cáliz de la nostalgia,
pasajero incapaz
de dejarte marchar,
eterno esclavo de la rosa
que con sus pétalos acaricia mimosa
los labios que con sus espinas destroza,
se enreda en mi cuerpo,
se adhiere a mi piel
y se alimenta de mis heridas,
besos de miel,
gotas de sangre,
sabor a hiel,
e incapaz de escapar
yazco en sus manos
como un barco de papel
a merced de la tormenta
que sus contoneos despierta,
esclavo de la rosa,
carcelero del recuerdo,
intoxicado por el veneno
de aquel amor
que hizo de mí su prisionero;
esclavo de la rosa,
amante de tu perfil,
esclavo de mí.

lunes, 5 de diciembre de 2011

Corazón inútil

Si tuviera que darte una parte de mí
te daría este corazón inútil
que solo late por ti
y que cada vez que te marchas
se olvida de latir
y duerme cuán tulipanes en invierno
esperando el abril
que traes con tu perfume
de brisa juvenil
para volver a respirar
y desbocarse por ti.


sábado, 3 de diciembre de 2011

High

It was night time
young we were
we had the world,
I knew nothing
about love

And then you came
all dressed in blue
I couldn't take
my eyes from you
and so you said
this was love
I couldn't know
those words were true

You make me high,
just a touch
and you lift me to the sky

You make me high,
just a kiss
and let us fly
until sun burns our wings,
I don't wanna fall
crash onto reality

It was night time
you caught me
now you're mine
I won't let go,
our toxic love

And here I come,
a designed drug
you can't resist
my throbbing heart,
this is love
and both know
It's the truth


You make me high,
just a touch
and you lift me to the sky

You make me high,
just a kiss
and let us fly
until sun burns our wings,
I don't wanna fall
crash onto reality

So spread your arms
and be my wings
and let us fly
higher and higher
to the infinity

You make me high
you lift me up the sky,
so let us fly
while we are high
burning with this drug
called love,
I need nothing more
'cause you make me high,
lift me up the sky
and let us touch
the burning stars,
higher and higher
in the infinite
universe,
you and I,
only you can make me high,
let's reach the sky
and fly

Love ashes

Dawn set the sky on fire and we jumped into the flames.
Love burnt in our hearts and now we are ashes from yesterday.





jueves, 1 de diciembre de 2011

El Club de los Corazones Rotos 7: Interludio (Marco)

Más que verlo lo sintió, el frío viento de la puerta al abrirse, remanso de una conocida borrasca de sentimientos. Era un viento frío, húmedo como las lágrimas, como el aullido que se colaba por el resquicio de una herida reciente y que tardaría en cicatrizar. En el tiempo que Marco llevaba trabajando en "El Club de los Corazones Rotos" había aprendido a reconocerlo, el gemido de un alma que llegaba perdida en busca de consuelo.

Lentamente alzó la vista de la bandeja de plata que había estado puliendo y sus ojos recorrieron el camino hasta la puerta. El corazón se le cayó a los pies al ver allí de pie al mismo fantasma del despecho. 

Era una mujer joven, no podía tener más de 20, de mediana estatura y delgada. El largo cabello castaño le caía chorreante sobre el rostro ocultando sin duda un mar de amargas lágrimas. Vestía un largo abrigo azul marino empapado por la lluvia que abrazaba su desvalido cuerpo tiritante, tembloroso, mojado, frío y dolorido. A sus pies un charco de agua comenzaba a formarse, como un pozo de penas que se extendía y amenazaba con inundar la tierra bajo sus pies, el mundo sobre el que se sostenía. Y la puerta abierta a sus espaldas aullaba con el llanto de la tormenta.

"Y es Nochebuena"-pensó con tristeza.

No es que importara mucho, en aquel club cualquier día era lo mismo y las navidades eran la época idónea para que los corazones rotos llegaran a él, algunos en busca de protección, otros huyendo del mundo. 

Marco se limpió las manos en el delantal negro, se puso de pie y se apresuró hacia ella. Llevaba el suficiente tiempo trabajando allí para reconocer aquella angustia tan profunda que hacía temblar los cimientos de la propia existencia. Era una mentira piadosa, en realidad trabaja allí precisamente porque era capaz de reconocer a aquella vieja compañera, pero siempre se le había dado bien mentirse a si mismo. Era su forma de mantener la tierra bajo sus pies en calma. Y tal vez ahora podría equilibrar la tierra de otra persona, la de aquella muchacha cuyo llanto sin voz resonaba en su conciencia como una llamada.


La muñeca rota

Soñó que era una muñeca. Inerte sobre la cama, incapaz de moverse y con un frío profundo que le calaba hasta los huesos y poco a poco iba tomando posesión de su cuerpo. Y sin embargo, estaba completamente consciente, aunque no pudiera moverse escuchaba y veía con una claridad aterradora. 

Y frente a sus ojos estaba el rostro de la niña, pequeño y redondo, tan bonito y frágil como el de una muñequita de porcelana, de mejillas sonrosadas y la miraba con unos redondos y relucientes ojos azules llenos de consternación.

-¡Mamá!-llamó la niña a voz en grito- ¡Mamá, la muñeca se ha roto!

Oyó los pasos acercarse amortiguados por la suavidad de una moqueta, más que oírlos los sintió, lentos, seguros e inexorables aproximarse. Entonces un  leve movimiento captó su atención por el rabillo del ojo, quiso girarse a mirar pero fue incapaz de mover la cabeza ni siquiera un palmo. Y de pronto una mujer joven entró en su campo de visión. Era increíblemente bella, capaz de dejar sin aliento incluso a una mujer como ella. De mediana estatura y esbelta, con el largo cabello dorado cayéndole suelto sobre los hombros desnudos, y en su rostro de muñeca dos ojos tan azules como el cielo en una mañana de verano. Parecía una réplica adulta de la niña.

-Mamá- el rostro de la pequeña se iluminó al verla- ¡Se ha roto!- dijo señalándola a ella que inerte en la cama buscaba como respirar- ¿Puedes arreglarla?

La madre la miró con cierta severidad.

-Cariño-le dijo con una voz tan suave como el terciopelo- te tengo dicho que con la comida no se juega.

La niña frunció levemente los labios con enfado y la muñeca rota constató que estaban manchados de carmín rojo. 

La mujer bella se inclinó sobre ella también y durante un largo segundo se miraron en silencio. Después la joven apartó la vista con un suspiro y se volvió hacia su hija.

-Vamos-le dijo- aún no te has terminado tu comida. Tienes que acabártela para que te pueda traer una muñeca nueva con la que jugar.

-¿Una muñeca nueva?-los ojos de la pequeña chispearon rebosantes de felicidad- Pero que sea más guapa que ésta. La quiero con el cabello negro y la piel como la porcelana y que aguante más que ésta.

La mujer asintió.

-Por supuesto, cariño. Pero antes debes terminarte el almuerzo.

La pequeña sonrió y cuando lo hizo dejó dos pequeños y afilados colmillos teñidos de rojo al descubierto. Y fue entonces cuando comprendió con horror que lo que manchaba su rostro no era carmín sino el carmesí de su sangre. Un escalofrío recorrió su cuerpo y de pronto perdió la conciencia de si misma mientras un terror gélido atenazaba su garganta como una mano de hierro que intentara estrangularla. Y sin apartar aquella sonrisa de sus labios pintados de escarlata la niña se acerba inexorable a su cuello.

Sintió que el miedo se apoderaba de su cordura y el mundo desaparecía bajo su peso engullido por una oscuridad profunda y aterradora que hacía mella en su consciencia.

Y de golpe despertó en la cama, su cama, asustada y temblorosa con la frente perlada de un sudor frío. Durante un segundo que se le antojó una eternidad no se atrevió a moverse y permaneció inmóvil entre las sábanas intentando controlar sus escalofríos atenta a cada sonido de la casa. Escuchó el tic tac del reloj de la cocina y el aullido del viento al arremeter contra las persianas; pero nada fuera de lo habitual, nada que no fueran los sonidos propios de su casa cada noche. Armándose de valor al fin se movió despacio, comprobando con alivio que su cuerpo respondía a los comandos de la mente, pero temiendo alertar a alguna presencia misteriosa que hubiera quedado adherida al retazo de su sueño. Y se curvó sobre la cama como un bebé y hundió el rostro entre las rodillas en actitud protectora. Aspiró el conocido aroma de su propio cuerpo y cubriéndose con el edredón hasta las orejas aguardó a que los desbocados latidos de su corazón se estabilizaran. 

"Solo es un sueño. Solo es un sueño"-se repitió como un mantra. Y en lo profundo de su mente comprendía que tenía razón, que tan solo había sido un mal sueño. Pero a pesar de todo aquellas aterradoras palabras volvieron a resonar en su memoria como un mal presagio:

"Mamá, la muñeca se ha roto".


martes, 29 de noviembre de 2011

I'm feeling so blue today.
Why can't I take away
this coat of sadness
I'm wearing day by day?

Rainy

It's raining inside my heart,
outside another sunny day
I want to open the window
and fly away,
but I know I would fall,
against reality I would crash
and anguish in pain

lunes, 28 de noviembre de 2011

Lies

Why coudn't any of us be sincere?
You were trying to keep me by your side,
I was trying to run away
'cause you never had the strengh
to hold onto my hand
and ask me, ask me to stay.
I was dying to hear those words
coming from your lips,
but you were too afraid to love
and I was too afraid to let you go
and we tangled on our feelings
and we fell deeper and deeper
for eachother's heart,
I wanted you to hold onto me
but you would just wait quietly.
And so my feelings became
darker and darker,
if you had just called my name once
I would have run to you,
but you just let me go
whenever I left with other men
and waited by the door
whenever I came
without any of them.
I wanted to make you jelous,
to make you scream in anguish
but you kept everything to yourself
and my feelings entangled
calling to disaster
Why couldn't any of us be sincere?
Just once
Why couldn't any of us be sincere?

jueves, 24 de noviembre de 2011

If tomorrow never comes

Night fell from the sky upon me
your eyes were so bright
they made me blind,
like candles lit
on my dark heart
you came to me
like a blazing flame

With just a blink
you touched my heart,
you rose me up,
everything else
just fell appart,
I should had run
but couldn't breath,
once again
you had caught me

So now,
grant me my wish...

If tomorrow never comes
let me tell you that I love you,
if tonight it is the end
let me have no regrets,
so even if time passes by
I'll keep you in my heart
like a sweet memory
that will never burn.

Night will come to an end
and you'll flee
like a summer dream,
leaving your soft touch
lingering in my skin
and as dawn breaks off
the horizon's fantasy
I'll wake up to the world,
welcome to reality.

But still I want to dream,
now that I'm caught
in your lips,
drown me into your kiss
and make from this night
an everlasting memory
that even if it hurts
it will prevail
tattoed in my heart.

So now
let me dream...


If tomorrow never comes
let me tell you that I love you,
if tonight it is the end
let me have no regrets,
so even if time passes by
I'll keep you in my heart
like a sweet memory
that will never burn.

If tomorrow never comes
let me tell you that I love you,
if tonight it is the end
let me drown myself
in the toxic of your perfume,
in the venom of my despair
until nothing is left
but the cloth
of a love
that never came

If tomorrow never comes
let me tell you that I love you,
you set fire to my heart
now jump in and let us burn,
until night falls appart
and a new day is born from the ash
of a love that never made it
to tomorrow.

sábado, 19 de noviembre de 2011

Requiem de amor

Maté nuestro amor con mis propias manos,
lo sofoqué
hasta que no quedó aire que respirar,
lo estrujé
entre mis dedos
hasta exprimir el último sentimiento,
hasta que dejé de sentir dolor,
cruel anestesia para mi corazón
que incapaz de dejarte marchar
se suicidó.
Ahora puedes decir
que soy incapaz de sentir
pero en este frío invierno
que finge ser abril
mis sepultadas emociones
han de dormir
un sueño eterno, sin retorno
amortajadas de añil,
ellas que por mi mano murieron
porque no pude dejarte ir.

Un ramo de recuerdos

Cuando te vayas de aquí,
cuando te alejes de mí,
cuando mis ojos
te vean partir,
por favor, no pises nuestros recuerdos,
esparciré en tu camino
un ramo de nuestros momentos,
no los condenes al destierro,
no los quemes, no camines sobre ellos,
recógelos con cariño
y llévatelos contigo,
cuídalos con el mimo
con el que me quisiste
al principio.

No sé si ahora te duele partir
tanto como a mí,
o tal vez estás agradecido
de dejarme atrás,
de escapar de aquí,
pero no nos condenes al olvido,
aun si quisieras olvidar
no puedes borrar
que fui parte de tu destino,
así que cuando te vayas
empaqueta nuestros momentos
y no permitas que se pierdan
pues en algún lugar dormidos
permanecen los sentimientos
que cultivamos con tanto mimo,
aun si en tu corazón marchitos
aún en el mío despiertos,
así que llévalos contigo
hasta que sean la fragancia
de un dulce recuerdo.

Cuando te vayas de aquí,
cuando te alejes de mí
esparciré en tu camino
un ramo de nuestros recuerdos
por favor, no los pises al salir,
recógelos con cariño
y llévatelos al partir

Dawn

You were so beautiful
standing by the sea,
dawn broke off
and painted your hair
the color of lady red,
the sun set fire to the breeze,
my eyes burnt
and my heart melt
but still I couldn't take my eyes away

viernes, 18 de noviembre de 2011

Wicked love

Even if my words are hard
and sometimes they hurt
remenber that's only because
I love you

You say I have no feelings,
you say I'm empty inside,
but do you even know why?
That's 'cause I ripped my heart
off of my chest
and gave it to you
on Valentines Day

You asked for everything,
now you're running away,
take responsability,
you made me this way

You say I am cruel
but you were my teacher
everything I learned
from you
has made me this wicked,
now you're trying to run,
from me
from you
from us
but what shoud I do?
everything is burnt,
you set the fire
and now off you run

You took my heart
and now is too late
you can't give it back,
the hollow in my chest
feels now so empty
I'm growing colder
but still hold onto it
'cause that is your place,
the hole where I buried
my unchanged feelings

You started the game
and made me the player,
you set the cards
and when you lose your part
won't pay the debt
and off you run
taking away
the remainings of my longing heart


Even if my words are hard
and sometimes they hurt
remenber that's only because
I love you

jueves, 17 de noviembre de 2011

Enamórame cada día como si fuera el primero,
ámame cada día como si fuera el último,
esa es la clase de amor que quiero

Los colores de guerra de una mujer

Cuando una mujer se prepara
para la batalla
se pinta los ojos,
se maquilla la cara
y con una sonrisa
en los labios pintada
sale a luchar

Cuando una mujer va  para la guerra
no lleva armadura,
se viste de sedas,
en sus labios la sangre
que han de derramar por ella.

No necesita de armas
le bastan su cuerpo
y sus palabras
y entre el susurro de sus secretos
el alma de un guerrero
guarda.

No la preceden las trompetas
sino el taconeo retumbante
que arrastra sus sueños por delante
y por el camino sus inseguridades siembra,
atrás, donde nadie las alcanza ni recuerda

Hace de su cuerpo una escultura,
un canto de su belleza
y vistiendo su feminidad como bandera
arremete contra el mundo
que la oprime y la desea,
porque en ser quien es encuentra
el alma de una guerrera

Quisiera dejar un homenaje
a todas las mujeres
que lucharon por la libertad
y aun si perecieron
habitan perennes
en nuestros derechos

A todas las mujeres
que vistieron los colores de la guerra,
con o sin maquillaje,
con o sin sedas,
pero que en ser mujeres encontraron
el orgullo de una guerrera.

En pos del horizonte

Hacia el lejano horizonte,
donde el cielo se funde con el mar,
sigo corriendo en pos de un sueño
que no puedo alcanzar,
aun si tropiezo
me vuelvo a levantar,
los golpes que me da la vida
los recibe mi corazón y cicatrizan,
sin darme por vencida,
a palos con la realidad,
con un alma a cuestas
donde las heridas
se lavan con lágrimas de sal

domingo, 13 de noviembre de 2011

El Club de los Corazones Rotos 6: Interludio (Joseph)


Sintió el frío de la puerta al abrirse a sus espaldas. Sus dedos se detuvieron un instante sobre el piano temblorosos. Reconocía aquella ráfaga fría de viento, no era obra del gélido invierno sino de un nuevo corazón roto que llegaba buscando refugio. Por alguna razón aquel conocido sentimiento lo golpeó de lleno, pero sin ni siquiera volverse a ver quién había llegado sus dedos volvieron a deslizarse sobre el piano continuando su improvisada melodía como si nunca se hubieran detenido sin saber que un corazón había empezado a resonar al son de su canción.


sábado, 12 de noviembre de 2011

Espérame

Juro que volveré,
juro que te amaré
si no es en esta vida
en la siguiente,
por eso espérame,
no, no, olvídame
si duele demasiado
y te arrepientes;
sino quiéreme,
guárdame en tu corazón
por siempre.

Espérame...

domingo, 6 de noviembre de 2011

El Club de los Corazones Rotos 5: La melodía de un corazón roto (Ariadna)

¿En que momento había volado mi paraguas rojo? ¿Fue cuando reconocí su rostro? ¿O fue cuando nuestros ojos se encontraron? ¿O fue en un instante entre ambos mientras la sorpresa, el horror y la comprensión hacían mella en lo más hondo de mi confuso corazón? No lo sé, pero en un momento de ese eterno instante el paraguas  voló de mis manos, el enorme paraguas rojo que tantas veces nos había refugiado, el que había sido testigo de nuestras risas y nuestras pequeñas discusiones, el paraguas rojo que reflejaba nuestro amor en mis recuerdos... voló como si todo lo que representaba no hubiera sido sino una mentira, un sueño, la ilusión de una tarde de verano que se evaporaba con la primera tormenta otoñal.

¿Fui yo quien lo dejé caer o fue el viento quien me lo arrebató? ¿Fui yo quien dejó escapar el amor o fue la vida quién se lo llevó? Como si aquel paraguas lo representara todo, cuando mis dedos dejaron de sostenerlo, mi mundo se quebró, se se confundió en un amasijo de promesas perdidas, luces de colores y villancicos de navidad que prometían alegría, amor y paz. Todo una gran mentira. Aún hoy escucho el sonido de cristales rotos que hizo mi corazón al perder su soporte y caer, y caer y caer...

¿Cuál fue la expresión en el rostro de Alex? ¿Se contrajo en una mueca de sorpresa? ¿Reflejaba culpa, remordimientos y dolor? ¿O acaso dibujaba el alivio de haber sido descubierto y poder acabar con el engaño? Hasta el día de hoy no lo sé y probablemente no lo sabré nunca. La realidad se coló en mi corazón como una ciencia confusa y el frío arremetió contra mi pecho con dedos de metal que dejaron una huella tan honda en mi corazón que aún hoy llevo su marca. La lluvia repiqueteó contra mi cabeza y cada gota resonó como una campana que me devolvía al mundo, al igual que las doce campanadas para cenicienta y al igual que la sirvienta que despertó de su sueño de princesa, desperté a un mundo sin promesas, di la vuelta y eché a correr, sin ningún pensamiento, sin ningún destino, tan solo huyendo de la realidad que amenazaba con enfrentarme a aquel amor que había muerto y arrastrarme lejos de las tierras de cuento que yo misma había inventado.

Corrí sin rumbo, sin pensamientos sin pararme a escuchar si Alex me llamaba o me dejaba ir... tan solo corrí con una sola imagen que se repetía en mi mente como una paisaje navideño dentro de una bola a la que algún niño cruel no hacía más que dar la vuelta una y otra vez como si mi vida se tratara de un juego. Y en mi mente bailaba una y otra vez el brazo de Alex en torno a la cintura de otra mujer, su gabardina dándole cobijo y sus labios refugiándose en el abrigo de otros labios que no eran los míos. Pero ante todo me desgarraba la mirada dulce de sus ojos cuando la miraba como si yo jamás hubiera existido en su corazón, como si ella fuera la única mujer sobre la faz de la tierra, la única existencia verdadera... y aquella miraba me ahogaba poco a poco al comprender que aquellos eran los ojos del amor y que él jamás me había mirado de aquella manera. Todo, incluso los dos, habíamos sido una mentira. Lo único real había sido mi estúpido amor.

Mientras corría sin rumbo lejos, muy lejos, de aquella escena que se repetía en mi memoria, lejos, cada vez más lejos, de las calles iluminadas, de los villancicos, de las risas y las promesas... comencé a sentir que me faltaba el aliento. ¿Pero era a causa de la carrera o era por el puño frío que me atenazaba la garganta?

Y el frío que se adhería a mi piel y me penetraba hasta el alma ¿era causado por la lluvia gélida de finales de diciembre o era el último suspiro de un corazón que luchaba contra la muerte?

En el revoltijo de mi menta confusa no quedaba lugar para la razón. Mentiras, verdades, promesas... sueños y realidades... cuentos... todo se arremolinaba en un huracán que amenazaba con  arrasar con todo; incluso con mi corazón. Y en medio de la tempestad, sin saberlo, llegué a su ojo, al centro que había de darme un remanso de paz que aunque falsa me sería necesaria para sobrevivir. Como una balsa a la deriva a la que te aferras en la esperanza de que te lleve a puerto, así llegué yo como un naufrago que ha perdido incluso la brújula que le marcaba el rumbo y es incapaz de distinguir el brillo de la estrella polar entre los nubarrones negros de tormenta... que busca sin saberlo ese trozo de madera que lo mantenga a flote. Y me aferré a él con la desesperación de quien no quiere despedirse de la vida, de quien no quiere dejar marchar el amor...

Así llegué a aquel callejón sin salida de ladrillos oscurecidos por el humo, el tiempo y los sueños perdidos de aquella gran ciudad. Puede que sin saberlo aquella noche mis sueños rotos hubieran traído una mancha más a su pared. Si hubiera estado en mi sano juicio, o en un estado en que pudiera llegar a ver algo más que el brillo de mis lágrimas mezclarse con el llanto de la lluvia y cristalizar en mis pestañas antes de despeñarse hacia su muerte... nunca hubiera puesto un pie en aquella siniestra callejuela donde en cada rincón parecían acechar los fantasmas y los hombres que habían perdido todo. Una calle que estoy segura los corazones sanos y enteros evitan sin pararse a pensar, por puro instinto de supervivencia... pero mi corazón estaba roto y su herida aún abierta supuraba un dolor que podía llegar a envenenarlo. Pasarían muchas noches antes de que coagularan las esperanzas que se estaban empezando a desangrar.

Así que me gusta creer que fue el destino, como una llamada que tan solo los desesperados podemos escuchar, el que me guió hasta aquella calle de mala muerte y a aquella misteriosa puerta lacada en rojo sin letrero ni cartel, ni marca que la identificara. Pero realmente lo que me invitó a entrar fue la melodía quejumbrosa de un piano que resonó con mi corazón; una canción que reconocí pese a jamás haberla oído, la sonata de un piano solitario, la melodía de un corazón roto... los dedos que lloraban la pérdida del amor.

Y mi mano hizo algo que jamás hubiera hecho de haber estado lúcida, sostener temblorosa el pomo de una puerta desconocida, girarlo y empujar con suavidad para revelar el interior de un bar de paredes negras, muebles rojos y personas grises. El olor a alcohol, perfume y tabaco; la música y el tenue aroma de la soledad que acompaña a los corazones rotos me invitaron a pasar.

El Club de los Corazones Rotos me daba la bienvenida.


sábado, 5 de noviembre de 2011

Otoño

Oigo el sonido de las castañas,

los árboles se han vestido de colores

y me dice un petirrojo al oído

que son más largas las noches.



Será que se ha esfumado silencioso

el último perfume del verano

y se ha presentado el señorial otoño

vestido de cuero, oro y rojo.



Hasta que no caiga la última hoja

y se vista de diciembre el calendario,

hasta que los montes no prueben el blanco

está aquí para quedarse el señor

que viste de ocre y rojo,

señorial y caballeroso,

los árboles extienden su manto de colores

para cederle el paso.



¡Bienvenido seas otoño!

lunes, 31 de octubre de 2011

Sueños perdidos

¿Quién me va a devolver los sueños perdidos?
Pagando por los pecados que no he cometido,
las oportunidades que han volado entre mis dedos
sin ni siquiera darme el tiempo
a llegar a acariciarlas.

Mi corazón está llorando lágrimas negras,
tinta de sueños marchitos que nunca volverán a florecer.


sábado, 29 de octubre de 2011

La mujer del vestido rojo

Si con tus labios de princesa,
con tu boquita de piñón,
me dieras tantos besos
como mordiscos a mi corazón...
como la manzana envenenada
que Blancanieves probó,
yo sabía que eras veneno
y aun así tomé toda la copa de licor

Te veo caminando calle abajo
con tu vestido rojo
y tus zapatos de tacón,
pisas fuerte el asfalto
con el poder de una mujer
que somete hombres a su antojo,
tú y tu maldito vestido rojo;
pero solo yo sé,
solo yo la conozco
a tu soledad que es tan larga
como la sombra de tus zapatos,
tú y tus malditos zapatos de tacón


Si con tus labios de princesa,
con tu boquita de piñón,
me dieras tantos besos
como mordiscos a mi corazón...
como la manzana envenenada
que Blancanieves probó,
yo sabía que eras veneno
y aun así tomé toda la copa de licor

Te encuentro por la noche
revolviendo los rincones
con tu baile insinuante
de inocentes corazones.
Del engaño eres la reina,
la que vuelve las cabezas,
tú y tu maldito vestido rojo,
pero solo yo sé,
solo yo la conozco,
a la soledad que se mece
en el taconeo de tus zapatos,
tú y tus malditos zapatos de tacón


Si con tus labios de princesa,
con tu boquita de piñón,
me dieras tantos besos
como mordiscos a mi corazón...
como la manzana envenenada
que Blancanieves probó,
yo sabía que eras veneno
y aun así tomé toda la copa de licor

Eres la mujer del vestido rojo,
pero tu corazón viste de negro
mientras tu boquita de piñón
siembra siempre el despecho.
Eres Blanca nieves y mordiste la manzana
pero ningún príncipe llegó a despertarla
y por eso con tus labios de princesa,
tu boquita de piñón
siempre muerdes solo a medias
cada rojo corazón
por miedo a envenenarte
y morir de amor


Si con tus labios de princesa,
con tu boquita de piñón,
me dieras tantos besos
como mordiscos a mi corazón...
como la manzana envenenada
que Blancanieves probó,
yo sabía que eras veneno
y aun así tomé toda la copa de licor
porque solo yo sé.
solo yo conozco
la profundidad de tus soledad,
tan alta como el tacón de tus zapatos;
porque solo yo sé,
solo yo conozco
la herida de tu corazón
tan roja como tu vestido rojo.

Blancanieves de blanca inocencia,
corazón negro
y vestido rojo...
deja que este príncipe te despierte
de tu largo letargo...

domingo, 23 de octubre de 2011

Waltz among the stars

Let's dance
over the sky
just a glance
to the starry night
and let's forget
about those cloudy days
when dreams fade
and sad memories play
a requiem to the broken hearts,
Listen to the moon
singing among the waves
and take my hand,
May I have the honour of this dance?
Let's go and play among the stars,
this is our waltz
and make the universe our ballroom,
among the infinite sky
let's dance.

martes, 18 de octubre de 2011

El Club de los Corazones Rotos 4: Sonata para un piano solitario (Joseph)

Sin saber como se había vuelto una costumbre.

Noche tras noche sentarse en la esquina más alejada del club, protegido por la semipenumbra, y sorber en silencio meditabundo una taza de café negro que se iba enfriando poco a poco, como su corazón a medida que pasaba el tiempo. Le gustaba contemplar las volutas de vapor desvanecerse como sus recuerdos sin que nadie derramara una lágrima por ellas. 

Y el piano siempre estaba en su punto de mira. Oscuro, viejo, ajado, cansado... siempre esperando al amante que lo había abandonado y nunca regresaría a buscarlo. A medida que pasaban las horas solitarias y vacías sus pensamientos se iban confundiendo en torno a aquella única taza de café y se empezaba a preguntar si cuando miraba al piano no se veía a si mismo, si aquel instrumento que ya nadie tocaba no sería un reflejo de si mismo, un fantasma que se sentaba a acecharle siempre en aquella vieja esquina, para recordarle todo lo que había amado y todo lo que había perdido.

Al principio había intentado huir, escapar de su imponente presencia. Se había sentado noche tras noche dándole la espalda, deliberadamente pretendiendo ser un cobarde. Pero podía sentirlo allí detrás, esperando que volvieran a acariciar sus teclas, añorando los días de gloria en que la melodía nacía de sus fauces. Y le dolía. Imperceptiblemente sus manos se movían buscando unas teclas imaginarias que habían muerto y solo habitaban en su recuerdo. Quería tocar. Después de todo, o quizás a pesar de todo, la música era parte de si mismo, la innegable esencia de su alma, la sustancia de sus días... Pero lo que una vez había sido el sumun de la alegría ahora no era sino un muñón sangrante, doloroso, supurante de nostalgia. Ella se lo había robado todo, incluso su música, incluso su alma...

Y a pesar de que se había prometido no volver a tocar, estar frente a frente con aquel viejo piano abandonado y no acariciar sus teclas era tan doloroso como hubiera sido hacerlo. Lo añoraba. Lo amaba. Lo vivía. Era una parte de si mismo que no podría dejar morir hasta que él mismo dejara de existir y exhalara su último suspiro. Y aún así prefería continuar agonizando, compartiendo su silencioso dolor con el vaho de una taza de café y un piano sin nombre, que con las mágicas melodías que podían llegar a crear sus dedos, hacer danzar en su piel.

Hasta que un día un hombre cualquiera había tocado el piano, aquel viejo piano que era su compañero de infortunios. Joseph había sentido un dolor desgarrador en el alma al ver aquellos dedos que no eran los suyos deslizarse por sus teclas con torpeza, arrancando una melodía a trompicones que no lograba nunca sonar completa. A los oídos de un aficionado aquella música hubiera sonado bien, pero a los oídos de un maestro del piano era casi como un llanto, una llamada de auxilio de un camarada herido. Después de todo aquel piano era como un reflejo de si mismo, aguardando incansable el regreso del amante que lo había abandonado, y de pronto siendo acariciado por unos dedos inexpertos que no sabían de ternura... era como una infidelidad. 

Sin percatarse, sus dedos se habían crispado conteniendo el urgente deseo de correr hacia el instrumento y reclamarlo como suyo, de bailar sobre sus notas y llorar juntos. Porque era tan doloroso ver otros dedos que no eran los suyos sobre su teclado, escuchar aquella canción que él no tocaba, aquel quejido, aquella súplica, aquella llamada... Y como un cobarde había huido. Había salido a toda prisa del club, tropezando con la puerta roja que tantas veces le había dado la bienvenida y bajando a trompicones la calle como un borracho, un hombre ebrio de dolor. Aquella noche por primera vez en muchos años había bebido, había bebido hasta caer rendido sobre el suelo de un apartamento vacío, hasta que sus dedos crispados dejaron de tocar las teclas de un piano imaginario...

Le había costado varias noches reunir el valor para regresar, temiendo volver a encontrarse con un pianista aficionado en su piano. Pero había vuelto empujado por la fuerza de la costumbre o tal vez porque aquel era su único refugio, el único lugar donde dejar descansar a su corazón roto.

La vieja puerta roja le había dado la bienvenida como cada noche y se había vuelto a sentar en su rincón apartado de cara al piano. El camarero de siempre, cuyo rostro no se había molestado en recordar, le sirvió sin una palabra su acostumbrado café. Y allí estaba ahora, dejando que las volutas de vaho se desvanecieran sin que sus labios bebieran ni siquiera un sorbo. Los ojos fijos en el piano, dolorosamente fijos en su viejo compañero de infortunios, que en silencio continuaba esperando.

Ni siquiera se dio cuenta. Como si sus pies se movieran por voluntad propia, se puso en pie y caminó despacio hacia el piano. Sus dedos se posaron sobre las teclas tentativos y temblaron. Presionó y nació una nota, luego otra y se juntaron en una melodía torpe y sin sentido. Algunas cabezas se volvieron a mirarle, unos pocos ojos buscaron el origen de la intromisión... pero pronto volvieron a sumergirse en sus asuntos. Aquello era lo bueno del Club de los Corazones Rotos, nadie te prestaba atención. Pero Joseph no se percató de nada, absorto como estaba en su piano. ¿Cuándo se había sentado? ¿Cuándo habían calzado sus pies los pedales? No lo sabía y no le importaba. Tan solo existían él y su instrumento, el mundo milagroso que su música creaba. Al principio sus dedos se movieron con la torpeza de quien no ha practicado en largo tiempo, con la inseguridad que dan el miedo y el dolor... pero poco a poco encontraron su ritmo, el latido que marcaba su corazón, y dejó fluir todas sus emociones, dejó que todos los recuerdos amargos y los pensamientos nostálgicos volaran de su conciencia, hasta quedarse a solas con su música y el mundo que nacía de ella. Su mundo, un mundo viejo que le sonaba nuevo.

Y sus sentimientos se desbordaron sobre las notas, sus dedos rompieron las ataduras y volaron sobre los sueños perdidos, creando sin darse cuenta el comienzo de una nueva melodía; la canción de un corazón abandonado.

Tiempo más tarde alguien la llamaría "Sonata para un piano solitario", pero aquella noche no era más que una melodía sin nombre en manos de un hombre que huía del pasado.


Fading

A last goodbye
just a fake smile,
not even a tear left,
trying to hold onto you
I'm drifting away,
fading memories
calling to yesterday,
you want to leave
I wish to stay
unchanged feelings,
the same lovers
day after day,
now only losing dreams
to the shooting stars,
you won't come back
and I can only ask
Were you real?
Or just an ilusion I had?
Were you ever there?
Or was I the only one
holding onto us?

I dreamed of love and trust,
now is time to wake up,
just a last goodbye
just a fake smile,
not even a tear left,
trying to hold onto you
I'm drifting away,
I say it doesn't hurt,
I'm not in pain
but why does nostalgy
always come my way?

Trying to hold onto you
I'm drifting away...




Vieja canción

Cuando escucho aquella vieja canción
las lágrimas acuden a mis ojos,
no hay ninguna razón
pero la pesada nostalgia
anega mi corazón....

viernes, 14 de octubre de 2011

Pure white love

She was white, pretty and cold. She was pure like the first winter snow. Her hair was pure white, her skin soft, her closed eyes dreamed in the peace of those who have left all worries behind. And she was so cold... She was sleeping her eternal slumber on a coffin of white flowers and dust, once a boat. A thousand candles lit her way down the river, twinkle-twinkle. Were the stars in the sky drawing her path to the realm of the unknown?

The sepphard boy cried silver tears as he saw her pass down the river and fade on the horizon 'cause he had just fallen for a wandering soul, a life long gone.


miércoles, 12 de octubre de 2011

El Club de los Corazones Rotos 3: 24 de Diciembre (Ariadna)

En mi tercer año de carrera Alex se licenció con éxito y logró su primer empleo. Cuando me pidió que viviera con él escuché campanas, como si estuviera a punto de cumplir el mayor sueño de mi vida. Estaba segura de que tenía toda la vida por delante y alguien con quien compartirla, que aquel era el primer paso hacia el resto de mis días. Como veis era poco más que una niña enamorada.

Alquilamos un pequeño ático en el centro de la ciudad. No puedo decir que fuera lujoso, ni siquiera pudimos amueblarlo nosotros ya que yo aún dependía del dinero que me mandaban mis padres cada mes y Alex acababa de dar su primer paso hacia la independencia. Pero aquel apartamentito de una sola habitación donde entrábamos poco más que los dos era nuestro nidito de amor, nuestro refugio y nuestro hogar. O eso creía yo. Durante aquel primer año experimenté un nuevo tipo de felicidad, una clase de amor especial, sereno, confortable y apacible como debe de ser una familia y un hogar. Me recreaba en las pequeñas cosas y encontraba alegría en los más nimios detalles como esperar estudiando sabiendo que pronto Alex llegaría, cuando oía sus pasos al otro lado de la puerta y saltaba a recibirlo cuando la llave giraba con un simpático clic en la cerradura. El aroma del café en las mañanas, el olor de su aftersave refrescando el baño, la fragancia de su piel en mis sábanas...Levantar la vista del libro que estaba leyendo y encontrarme con su mirada, resguardarme en sus brazos mientras veíamos la televisión, buscar con los dedos a mi lado y encontrar su mano... 

Si ahora lo miro desde la distancia era una historia de amor bastante vana, pero para mí y me inexperiencia aquella sencillez era felicidad, aquellos momentos eran los que nos reivindicaban. Tal vez si hubiera mirado más allá o si hubiera querido mirar, si me hubiera quitado el filtro del amor, hubiera podido ver que vivía inmersa en mi propia fantasía, pero como siempre estaba demasiado absorta en mí misma y no fue hasta que la realidad me golpeó sin consideración que logré despertar de mi letargo. Y el regreso fue tan doloroso que aún hoy ando recogiendo los pedazos desperdigados de un corazón que se hizo añicos en un instante.

Aquella sería nuestra primera navidad juntos y quería que fuera especial, o así lo decidí yo. Tomé una decisión difícil pero de la que estaba segura no me arrepentiría: por primera vez en mi vida no regresé a casa por navidad. En vez de eso decidí quedarme junto a Alex y disfrutar del calor de nuestros corazones. En mi imaginación preparé una y mil veces una cena sencilla, prendí mil velas aromáticas y vi danzar las lucecillas de colores de un árbol de navidad...

Para que comprendáis mi sacrificio, lo mucho que aquello significaba para mí, debéis saber que siempre he amado la navidad. Las calles iluminadas de colores brillantes, los escaparates adornados con lucecitas y juguetes, los villancicos resonando en cada esquina, los primeros copos de nieve blanca, la emoción de comprar regalos y preguntarse si le gustarán a la otra persona, la anticipación de recibir regalos y el amor de quien los entrega... Sí, soy una romántica empedernida, siempre lo he sido, y lo he vivido hasta la médula, hasta que se desgastó la fantasía y se hizo añicos la ilusión.

Y llegó al fin el 24 de Diciembre y aunque Alex tuvo que trabajar y no regresaría a casa hasta la noche, no me importó. Al contrario, con toda la ilusión de una inocente recién casada me puse manos a la obra, dispuesta a celebrar la mejor nochebuena de la historia. Como veis nunca he sido demasiado exigente. Me pasé el día en la cocina, preparando platos que había visto hacer mil veces a mi madre pero que eran un mundo completamente nuevo para mí, hasta que logré una cena de la que enorgullecerme secretamente. Canté a media voz mientras montaba el árbol, adornaba la casa, ponía la mesa y prendía las velas. Y cuando terminé las preparaciones me senté frente al televisor  a esperar que el tiempo pasara con el corazón ligeramente desbocado.

Hacia el anochecer me asomé a la ventana y vi que comenzaba a llover. Sin pararme a pensar me puse el abrigo, me calcé las botas, cogí el primer paraguas que tuve a mano y salí de casa casi a la carrera. Era el enorme paraguas rojo que Alex tanto odiaba porque decía que cada vez que lo llevaba parecía una mujer, y a pesar de todo, cuando paseábamos juntos siempre era él quien lo sostenía. Sonreí. Iba a buscar a Alex con aquel paraguas rojo, le iba a dar una sorpresa y le iba a resguardar de la lluvia , y aunque se quejaría con una mueca divertida me recibiría con los brazos abiertos, como siempre, y lo sostendría para mí.

Fuera la calle olía a navidad. Las luces de colores iluminaban a los trabajadores que se apresuraban a regresar a sus cálidos hogares, a los compradores tardíos que se demoraban eligiendo los últimos regalos, a los niños que cantaban villancicos pidiendo una limosna y a las parejas que corrían entre risitas y cuchicheos lejos de la lluvia.

Sonreí inconscientemente al ver a una pareja saliendo abrazada de un restaurante. La viva imagen del amor. Ella era alta y atractiva, como solo lo son las mujeres llenas de confianza en sí mismas, y vestía con la atrevida elegancia de los exitosos: unos altos zapatos rojos de tacón de aguja, unas medias oscuras y un ajustado minivestido negro bajo un largo abrigo blanco. El cabello le caía en ondas azabaches sobre los hombros y mangificaba la palidez de su tez impoluta. Pero sobre todo me llamaron la atención sus labios vestidos de carmín rojo que sonreían seductores a su pareja. Y él la sostenía por su cintura contra su pecho, la resguardaba de la lluvia con su larga gabardina y la miraba como solo saben mirarte los hombres enamorados, como si fuera la única en el mundo. La sonrisa se heló en mis labios.

La mujer se apartó suavemente de él y posó un beso de carmín rojo en sus labios, al principio suave y delicado, después hambriento. Y él le respondió con pasión. Ni siquiera tuvo que ponerse de puntillas como yo hacía cada vez que besaba a Alex. Sus labios se encontraron a la altura perfecta y conectaron como viejos conocidos que se reencuentran en las horas más secretas de la noche. Escuché por primera vez el sonido de un corazón que se quiebra. El mío. Porque aquellos labios que él besaba deberían haber sido los míos, aquel abrazo que la sostenía tendría que haberme rodeado a mí, aquella gabardina que la resguardaba debería de haber sido mi refugio y aquellos ojos que la miraban como si fuera la única mujer sobre la faz de la tierra tendrían que haberme mirado solo a mí.

El hombre alzó los ojos y nuestras miradas se encontraron. Hasta el día de hoy llevo grabado a fuego en la memoria el recuerdo de su cara sorprendida, hasta el día de hoy sigo analizando su expresión en busca de un ápice de culpa... Hasta el día de hoy me pregunto si lo que le hizo alzar la vista y encontrarse con la mía fue pura coincidencia, destino o la llamada agonizante de mi corazón al resquebrajarse.

Voló el paraguas rojo que tantas veces nos había refugiado y con él volaron las ilusiones, los sueños y las fantasías, voló la inocencia de un corazón puro, y el llanto y la lluvia empaparon su recuerdo.

Porque aquel hombre que me miraba con sorpresa, aquel hombre que protegía a otra mujer de la lluvia, aquel hombre que rodeaba a otra mujer por la cintura, aquel hombre que llevaba los labios teñidos por el carmín de unos labios que no eran los míos... aquel hombre era Alex.

Aquel 24 de Diciembre sería el primero y el último que pasaría a su lado. Una nochebuena que duró apenas un minuto, lo que tarda en romperse un corazón.


martes, 11 de octubre de 2011

Volver a nacer

Si pudieras romper el silencio de mi corazón,
enredar tus dedos
en la telaraña de mis miedos
y rasgar su piel,
quebrar mi cáscara
y ayudarme a renacer...

lunes, 10 de octubre de 2011

Amándote

Posaré cada mañana
un suspiro en tu ventana
para que te confiese sin palabras
al oído que te ama.

Prenderé cada tarde
en las hondas de tu cabello
una rosa que se abre
y cada anochecer
secuestraré a los jazmines
su fragancia refrescante
para que no trepen a tu balcón
como locos amantes.

Y cuando la noche caiga
anudaré la luna a tu veranda
para que te cante serenatas
que te acompañen a la cama.

Pero será a la madrugada
cuando el sol se cuela por tu persiana
que entraré a hurtadillas en tu sueño
y como el príncipe en un cuento
te robaré el primer beso
para que cuando despiertes
solo recuerdes que te quiero.

No tomorrow

Let's love like there is no tomorrow,
let's love like there was no yesterday,
let's start over again from today,
let's build a new love story.

You're afraid of loving,
I'm afraid of not being loved,
you're afraid of getting hurt
and I'm afraid of losing this chance,
so what can we do?
when I am running forward
and you are running away,
this way we can never meet
on the crossroad of destiny.

Love like there is no tomorrow,
I'll love you like there was no yesterday
and let's start every day
our love story over and over again.

domingo, 9 de octubre de 2011

El Club de los Corazones Rotos 2: se llamaba Alex (Ariadna)

Alex era todo lo opuesto a mí que alguien pudiera ser. Si yo era tímida e introvertida, él era abierto y lleno de vida, tenía una luz que iluminaba automáticamente toda habitación en la que entraba y una calidez natural que atraía a las personas como imanes, como insectos a la luz. Y yo también fui atraída por aquella fuerza magnética, atraída irremediablemente hacia él como un inocente planeta no puede huir de la órbita del sol.

Lo que Alex vio en mí hasta el día de hoy lo ignoro. Tal vez sintió curiosidad hacia aquella joven sombría que deambulaba siempre sola y con mirada perdida por los pasillos de la facultad. Quizás se sintió interesado hacia aquello que no conocía, lo que era diferente al mundo en que vivía, hacia una personalidad que le era extraña, ajena, misteriosa... un tipo de persona que no comprendía. Puede que simplemente fuera inevitable que como polos opuestos nos atrajéramos.

Por supuesto, el fue quien dio el primer paso, yo en mi infinita ignorancia estaba absorta en mi propio mundo como para percatarme de la existencia de aquel universitario un par de años mayor que me miraba, que giraba la cabeza cuando nos cruzábamos en el corredor y me seguía con miradas de soslayo. La primera vez que reunió el valor para hablarme me tomó completamente por sorpresa y apenas pude balbucear unas palabras algo incoherentes. La segunda vez le di la bienvenida con una sonrisa involuntaria. La tercera era yo quien lo buscaba disimuladamente con la mirada por los pasillos a escondidas. La cuarta fui yo quien di el primer paso hacia él tras rumiar un millón de veces una conversación ficticia que nunca sucedió. En cada ocasión mi corazón se desbocó como un loco enamorado. Lo demás fue inevitable.

Yo estaba sola y buscaba compañía y en medio del desierto él era como una llama que me deslumbraba y nunca moría. Alex estaba siempre acompañado pero se aburría, quería probar algo diferente y yo aparecí en su vida. Mirándolo desde la perspectiva que da el tiempo supongo que las cosas eran así de sencillas, pero en aquel entonces yo no lo sabía. Para mi inocente yo de 18 años, sola e insegura, Alex se volvió mi vida.


Only you

Why is it I only can see you?
When I close my eyes there are you,
in a crowd of people only you
Why is it the only thing I see is you?

Why is it our eyes always meet?
Are my eyes always looking for it?
Searching you over and over again
on other people's faces.


Why is it I only can see you?
When I close my eyes there are you,
in a crowd of people only you
Why is it the only thing I see is you?

sábado, 8 de octubre de 2011

I can't hear your heart

I can't hear your heart
Why won't you talk?
Just look into my eyes
and swim inside,
tonight I'll make you mine
there's nowhere else to run,
forget everything that hurt
and talk,
talk directly to my heart.

Even though you speak
I don't understand,
why can't I hear your heart?
You are trying to express yourself with words,
but you never look at me and say "love",
Why is it?
Are you afraid?
or are you not?
Are you a fool?
or are you fooling me?
Why won't you talk?
I can't hear you heart

Come a little nearer to me,
step by step, I'll hold your hand,
so don't be afraid of the dark,
look into my eyes
can't you hear my heart?
It's talking to you,
only you can understand
thump-thump
thump-thump
the words that mutters my heart.

I can't hear your heart
'cause you keep running afar
from your own heart,
so come to me,
close your eyes
and open up,
let the magic flow
between our hearts.

The only thing I wish to hear
is the music from your heart.

viernes, 7 de octubre de 2011

Ojos de Gata

Tus ojos de gata correspondieron a mi amor con su silencio. Eras la provocación, la niña que con solo asomarme a tus ojos me robó el corazón. ¿Y ahora qué puedo hacer? Sin corazón y sin esas ventanas que desde tu alma me daban calor.


miércoles, 5 de octubre de 2011

El Club de los Corazones Rotos 1: antes del 24 de Diciembre (Ariadna)

Llegué al Club de los Corazones Rotos sin pretenderlo una no tan lejana noche de invierno, con el corazón roto en una mano y la lluvia lamiendo mis lágrimas. Y entonces escuché la quejumbrosa melodía de un piano viejo que parecía  llamar a la puerta de mi corazón y olí ese reconocible aroma de la soledad, la tristeza y el despecho. Puede que solo fuera casualidad, pero a mi me gusta pensar en el destino, una fuerza invisible y misteriosa que nos unió a los corazones rotos en su seno, a los amantes perdidos, y nos acogió sin preguntas en su reconfortante silencio. 

Pero para que comprendáis mi historia, cómo y qué me trajo hasta aquella puerta lacada en rojo un triste 24 de Diciembre, he de comenzar mi relato desde el principio. Desde antes de que entrara en juego el destino, desde cuando aún tenía un corazón completo que latía con esa inamovible fuerza que llamamos amor. 

Llegué a la gran ciudad cuando no tenía más que 18 años. No era más que una niña ingenua llena de sueños que dejaba atrás una parte de mi vida y creía con ciega inocencia que lo que había por venir no podía ser sino mejor. Para una joven tímida e introvertida proveniente de una pequeña localidad portuaria, la capital era el epitomo de la tecnología, un mar nuevo en el que aún había de aprender a nadar. Me fascinaban los rascacielos, las galerías y las luces que nunca se apagaban, me mesmerizaba aquella ciudad que nunca dormía; pero también me asustaba. Sobretodo me asustaba la gente, esas conglomeraciones de personas desconocidas corriendo de un lado a otro sin prestarte más atención que una simple mirada de soslayo.

Ni que decir tiene que me costó adaptarme. A aquel nuevo mundo, a los sonidos y los olores, a los colores, a la universidad, a la impersonalidad, y a vivir en un piso compartido con extraños, más incluso que a valerme por mí misma. 

En aquella época de confusión lo conocí. Al hombre que había de cambiar el rumbo de mi vida.





lunes, 3 de octubre de 2011

La niña de los ojos negros

Me miró con unos ojos negros demasiado sabios para una muchachita de su edad. Una mirada nostálgica y triste, pero tan serena como una laguna cuyas aguas habían dejado de correr. Aun así estaba seguro de que en lo profundo de aquellos pozos de serena calma, bajo la superficie de sus aguas negras, se desataba una terrible tormenta, un maremoto de emociones secretas que no encontraban respuesta.

Sin saberlo quedé cautivado por los ojos negros de aquella niña de mirada turbulenta.



Lost love

You said goodbye
even though
I didn't wanna hear
those words
coming from the lips
I once loved.

I thought I was going to die
as your back fade away
and melt in the sky,
as I heard your last words
stabbing my heart
once and once.

But I'm still standing here,
I'm still breathing
as my mind is replaying
again your last words,
but something is dying,
withering in my heart,
is it our song
dying down?
the last sparkles of love.

Sonata para mi piano

Sentada junto a mi piano
las horas pasan en blanco
y yo compongo esta melodía
que sin palabras cuenta mi vida,
tecla a tecla la desgrana,
tan sencillo es escucharla,
tan difícil fue vivirla
pero para mi piano
solo son notas perdidas
en un pentagrama en blanco,
reflejo de horas marchitas
que se funden en su abrazo.

domingo, 2 de octubre de 2011

El Club de los Corazones Rotos: El Piano (Joseph)

Estaba siempre solo, acurrucado en aquella esquina semioculto en la penumbra, viejo, ajado, cansado...pero no roto. Era como el reflejo de un amor marchito, como un enamorado que había perdido su mitad, como una sombra que aguardaba al amante que se había fugado y lo había dejado atrás.

A Joseph aquel viejo piano le recordaba a si mismo. 



viernes, 30 de septiembre de 2011

Meetings

Our eyes met,
was it a coincidence?
just chance?
I like to think
it was destiny
playing with our threads

But who are you
that with just one look
make me dizzy?

Who are you
that my locked eyes
can't just let go?

This chance meeting,
this destiny play,
just one look
and my heart would throbbe
and if I'd look away
the spell chance cast on us
will brake,
so I don't want to look away,
I want to keep living
in the fantasy
our meeting eyes
built for me.

Our eyes met
and let go,
destiny walked away
and chance went on her own,
but my heart can't forget
that spell your eyes
cast upon me,
that second of mistery and love.

Life is not a drama

I walked away,
I left without a word,
if life was a drama
you wouldn't have let go,
if life was a film
you'd run after me
but life is not a drama,
but life is not a film,
I left and you,
you didn't look for me
and as my dreams fade
I understand again
that life is not a drama
and I am not actress,
life is not a film,
there's not a pink ending,
I run and you never came for me,
I know someday
It'll be a bittersweet memory
but now it hurts knowing
that was all our love was ment to be,
and this is a goodbye
so bitter, no sweet
'cause life is not a drama
'cause life is not a film.

jueves, 29 de septiembre de 2011

El Club de los Corazones Rotos

Si te adentras en la oscuridad del callejón, al fondo lo encontrarás. No es más que una vieja puerta de madera lacada en rojo sobre una pared de ladrillos ensombrecida por el tiempo, el humo y los sueños perdidos de una gran ciudad. No tiene ningún nombre, ni hay cartel que se meza sobre ella, pero tiene un aroma propio. Bajo el olor a tabaco, alcohol y perfume habitual de cualquier bar, aletea una fragancia tan sutil que confunde los sentidos y tan solo la reconocerá aquel que la haya olido antes. Es el olor de los corazones rotos, de las ilusiones apagadas, de las esperanzas marchitas... 

Si lo reconoces, adelante, abre la puerta y bienvenid@ al Club de los Corazones Rotos donde habitan los extraviados, los pedazos de algún amor perdido, los hombres solitarios. Algunos buscan compañía, otros ahogar sus penas, algunos tan solo dejan descansar a su alma abatida antes de emprender otra vez el viaje por la vida, unos pocos escapan de la realidad. ¿Y tú? No temas, si has llegado hasta aquí es porque este es tu lugar, el Club nunca se equivoca. Aunque no lo busques él siempre te encuentra, te envuelve y te refugia.

Yo misma llegué aquí sin pretenderlo una no tan lejana noche de invierno, con el corazón roto en una mano y la lluvia lamiendo mis lágrimas. Y entonces escuché la quejumbrosa melodía de un piano viejo que parecía  llamar a la puerta de mi corazón y olí ese reconocible aroma de la soledad, la tristeza y el despecho. 

El Club de los Corazones Rotos me daba la bienvenida.