-¿Por qué?-preguntó el primer hombre alzando sus ojos suplicantes- ¿Por qué si Dios me hizo a su imagen y semejanza...? ¿Por qué si he seguido cada uno de sus designios...? ¿Por qué ahora me abandona?
El Arcángel lo miró impasible y respondió:
-Porque has mordido el fruto prohibido. Osaste amar a la hija de Dios.
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