Nuestros ojos se encontraron
y de pronto me perdí sin remedio
en algún punto inconcreto
entre el cruce de nuestras miradas,
quedé perdida,
en cal esculpida,
tatuada a fuego en tu retina,
ahogada en el pozo de tu mirada,
vagando a la deriva
en el país de los no-retornos
y aún hoy es el día
en que no me encuentro,
sino es en el espejo
reflejado de tus ojos.
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