Maté nuestro amor con mis propias manos,
lo sofoqué
hasta que no quedó aire que respirar,
lo estrujé
entre mis dedos
hasta exprimir el último sentimiento,
hasta que dejé de sentir dolor,
cruel anestesia para mi corazón
que incapaz de dejarte marchar
se suicidó.
Ahora puedes decir
que soy incapaz de sentir
pero en este frío invierno
que finge ser abril
mis sepultadas emociones
han de dormir
un sueño eterno, sin retorno
amortajadas de añil,
ellas que por mi mano murieron
porque no pude dejarte ir.
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