No queda más de nosotros
que el fuego que ardió apasionado,
somos el viento que arrastró las cenizas
grises de nuestro corazón enamorado,
uno que por cada latido
muere un poco más en el silencio,
no queda rastro de nosotros
solo somos leyendas y cuentos,
esencia consumida de sueños viejos.
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