En el silencio de los despertares
el amanecer helado se quiebra,
muere la noche apuñalada por su amante,
nace el alba en un baño de sangre
entre sus dedos el puñal asesino resplandece,
en el fuego fatuo de la muerte
un último beso congelado roba a la suerte,
lágrimas de estrella se funden en la mañana
y se desvanecen en el abrazo de su padre,
el canto de la vida llama a la tierra,
invita al día a despertar con fuerza
y nadie llora a la noche desvanecida,
la luna duerme en el regazo tranquila
de su amor resplandeciente,
en los sueños de la roja asesina
anhela con él volver a encontrarse,
cuando el crepúsculo ahogue en su abrazo a la tarde,
habrá de morir el sueño de los amantes
y regresará la noche a la vida
a llorar lágrimas de estrellas fugaces.
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