Sentada junto a mí
suspira tu ausencia,
se alarga el silencio
en las horas sin esencia
del vacío momento,
desperdicio del silencio
que habla con la voz
apagada del recuerdo.
Grano a grano
el reloj se desangra,
lágrimas de arena
que lloran tu falta,
se detienen,
dan la vuelta
y las horas marchan
al encuentro de más horas
que nunca descansan.
Hoja a hoja
se desnuda el calendario
y de pronto vuelve a ser diciembre
y no hay ningún regalo
bajo el árbol de los enamorados
y sentada frente al fuego
suspira tu ausencia,
meciéndose en el recuerdo
de caricias sin esencia
conmigo como único compañero
y el sonido de las horas y el silencio.
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