Buscar

jueves, 9 de septiembre de 2010

El corazón.

Juro que quise quererte,
juro haberlo intentado
de mil maneras diferentes,
pero el corazón no tiene
más dueño que si mismo,
ni el cuerpo, ni la mente
puede doblegar su sinsentido
y fui atrapada incoherente
en el ritmo de sus latidos
y temblaba, corría y gritaba
pero no cuando estaba contigo.

Quisiste encerrar la voluntad,
comprar mi amor,
robar la libertad,
pero no hay posible
en lo imposible.
No se puede encarcelar
al aire en un abrazo,
ni imprisionar al agua
en el cazo de las manos,
del mismo modo
el corazón siempre sera libre,
para amar de forma irreversible.

He aprendido a vivir
en la cárcel de mi mente,
a negar los caprichos de mi cuerpo,
a entregar lo preciado y precioso;
pero no puedo rendir mi corazón,
sin corazón vivir es peligroso,
no es vivir, ni morir,
no es llorar, ni sonreír.

Por eso podéis desposarme
con quien no ame,
robar mi libertad,
demoler mi voluntad,
pero mi corazón permanecerá firme,
latiendo con ímpetu,
susurrando lo que no puede decirse,
pues él no entiende
de límites, muros ni decencias,
él solo vive para si
y sus certezas.

Podéis secuestrar mi cuerpo,
torturar mi alma,
esclavizar mi mente
que mi corazón seguirá latiendo,
fuerte, fuerte y fuerte.

No hay comentarios:

Publicar un comentario