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domingo, 14 de marzo de 2010

La rosa del desconcierto

Creiste que en sus brazos
encontrarías consuelo
y entonces cayó la oscuridad
como si fuera tu dueño,
selló tus labios
con un beso de silencio
y en tu pecho plantó
la rosa del desconcierto.

Nunca temiste a la noche
pues en su seno te criaste,
su oscuro terciopelo
fue el calor de una madre;
mas llevas grabado a fuego
el tacto de aquel único hombre
que asesinó tus sueños
con un puñal de frío bronce.

Tu nunca quisiste nada
más que fundirte en las sombras
donde no te tocara
el recuerdo de sus horas,
pero sigue en tu piel tatuado
el sabor de su amargo beso,
sigue su ardiente mano
robando la virtud de tus secretos
forzando la entrada
al país de tus perdidos cuentos.

Aquel día se rompieron
todas las fantasías
llora pues te robaron
tu niñez, niña,
ahora solo paseas
por los jardines del silencio
donde nadie alcanza
a desvelar los secretos
que guardas entre las sombras
de tus velado pecho
donde hace tanto tiempo
él sembró la rosa del desconcierto.


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