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viernes, 23 de noviembre de 2012

Pasos hacia una despedida

Lleno una caja de cartón
con tus cds, tus regalos,
una vieja camiseta
que aún viste tu olor.

Tiro las fotografías de los dos,
borro tus mensajes
y quemo tus cartas de amor.

Pero ¿por qué...
por qué no puedo tirar también nuestros recuerdos?
¿por qué no puedo quemar también mi corazón
y borrar el sabor amargo de tu adiós?

Y me arrepiento,
en el instante en que la rabia
toma un tren directo
a la autodestrucción,
y me sorprendo
contigo en mi recuerdo,
buscándote en mis sueños,
anhelando tan solo
un segundo más de amor.

Y abro la caja de cartón
donde guardo tus recuerdos,
abrazo la ilusión
que fueron nuestros momentos.

Y me doy cuenta
de que no he tirado una sola de nuestras fotografías,
que tus mensajes siguen en mi memoria
y que tus cartas de amor aún no son cenizas.

¿Pero por qué...
por qué no puedo retenerte a ti también?
¿Por qué no puedo enmarcarte en mi pared
y hacerte eternamente mío?

Y me pregunto
en el momento en que la melancolía
compra un billete al pasado
y me desvía
en qué instante nos confundimos de tranvía
y tú tomaste otro raíl
mientras yo atrás en la estación
te despedía.

Pero ya no hay vuelta atrás,
he corrido hasta el final
y el tren ya se va,
ya ni puedo ver tu cara...
y el último carbón
que alimentaba nuestros sueños
se esfuma en una voluta de ilusión
y de pié en la estación
con una maleta de recuerdos
digo adiós a las promesas
que se fueron.

Doy media vuelta,
llevo sobre los hombros a cuestas
nuestra relación,
visto de desencanto hoy
pero tal vez mañana
encuentre otro color
y deje de querer quemar mi corazón
y pueda pasar las hojas del álbum
de nuestra historia de amor
con una sonrisa nostálgica
y sin dolor.

Y camino,
mis pies me llevan a una nueva dirección
donde eres un pasado sin sabor amargo,
donde tus recuerdos no son
sino parte de quién soy.


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