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miércoles, 21 de noviembre de 2012

Lágrimas de invierno

Cuando abriste la puerta para marcharte
el frío de la calle entró en mi corazón,
los primeros copos de nieve humedecieron mis labios,
lágrimas con sabor a sal y a tu adiós.

Cuando tus pasos se apagaron en la escalera
el silencio comenzó una conversación,
un soliloquio para llenar tu ausencia
jugando con mi locura y mi razón.

Desde que te fuiste siempre hay corriente,
un viento frío que remueve mi corazón,
mece las cortinas de las ventanas
que dan al jardín donde guardo los recuerdos de los dos.

Y yo que quiero cerrar los párpados y no mirar
me asomo al balcón y quedo cautiva de tus promesas,
palabras que como pétalos se esparcen sobre el suelo,
sueños que pisas sin contemplaciones mientras te alejas.

Supongo que ahora solo somos hojarasca,
momentos marchitos que se extienden sobre el recuerdo,
otoño de una relación que se apaga en el invierno.

Déjame hibernar,
tal vez cuando despierte
sea primavera
y pueda volver a amar.




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