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jueves, 9 de abril de 2015

Haz el amor y no la guerra

En un soleado día de primavera
cuelga el arma,
desviste tus creencias,
viste otra piel
y sal a pasear.

Escucha el trino de los pájaros,
contempla las flores en los árboles
y los campos disfrazarse de colores,
los niños salen a jugar.

Su risa pende del aire,
música para las calles,
te inunda el corazón,
como aquella muchacha lozana
con su vestido de flores
que languidece al sol.

Si te parece hermosa
prende en sus labios una sonrisa
y de sus cabellos una flor,
abandona en sus curvas la locura
y baila al son de la paz y su razón.

Tú que arrastras el nombre de Dios,
lo recitas,
lo gritas,
lo clamas,
y Dios muere un poco cada día
con cada niño que siembras
bajo una lápida.

Tú que llevas la muerte
prendida en los labios,
tú que siembras las aceras de metralla
y recoges los frutos de la guerra,
tú, desnúdate de violencia
y viste la primavera.


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