El fénix extiende las alas
en su último vuelo,
el sol incendia sus plumas
y se incinera en su esplendor.
Sus cenizas caen del cielo,
un llanto de estrellas fugaces,
me baña, me quema,
su despedida arde en mis ojos.
Fui yo,
mi orgullo,
mi angustia,
le dije adiós
pero no quise verla marchar.
Y ahora se ha ido.
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