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martes, 11 de enero de 2011

Mi corazón no estaba preparado para quererte

Mi corazón no estaba preparado para quererte. Pero tú lo forzaste con tus besos, con tus bailes, con las dulces palabras al oído, con el licor de tus mentiras me emborrachaste para luego dejarme probar el infierno de la abstinencia, el amargo sabor de la soledad y la ansia de volver a alcanzarte.

Mi corazón no estaba preparado para quererte. Pero tu codicia no conoce límites y lo despertaste, el corazón puro e inocente de una niña que no está preparado para conocer los celos, el odio, la envidia, la roja pasión enardecida de las noches sin luna y los oscuros secretos que se esconden tras ella.

Mi corazón no estaba preparado para quererte. Pero nunca te importó y lo hiciste tuyo, retorciste la pura inocencia que solía vestir de blanco, ansiando todo cuanto no podías tener como siempre, bañándote en el impuro secreto de lo que nunca antes conociste y en vez de protegerlo lo tomaste, lo usaste, lo agotaste y una vez destruido lo tiraste.

Mi corazón no estaba preparado para quererte y aún así lo conquistaste y te quiso. Ahora es demasiado tarde para todo, incluso para arrepentirse. Y sigues hacia delante como si nunca nada fuera importante, sin mirar atrás al despojo que dejaste, a la tumba del blanco que asesinaste; porque sabes que si miras atrás al laberinto de traiciones que creaste, abanicándose en un oscuro amasijo de celos y envidias sin nombre, quedarás atrapado por siempre, incapaz de dar un paso para alejarte de este cementerio de marchitos sentimientos.


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